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miércoles, 22 de julio de 2009

Sweet home Chicago




Poco después de la Final Four de 2006, tras haberse proclamado campeón de la NCAA con unos números en la gran final de 16 puntos, 9 rebotes y 6 tapones, Joakim Noah declaraba que el baloncesto NBA le aburría y que había decidido quedarse una temporada más en los Gators para, acompañado por sus amigos y compañeros Al Horford y Corey Brewer, intentar repetir título al año siguiente. En ese momento, muchos analistas afirmaron que era un error por su parte; en la recién finalizada campaña se había ganado una buena posición en el draft, que le sería dificil de mantener durante otro año. Los críticos no tardaron en decir sin tapujos que su desprecio a la NBA era el enésimo capricho de un joven adinerado, hijo del otrora famoso tenista Yannick Noah y de Cécilia Rhode, miss Suecia 1978.
La siguiente temporada los Gators, esta vez con Brewer a la cabeza, volvieron a coronarse campeones de la NCAA y Noah estaba por fin decidido a dar el salto a profesionales. Atrás dejaba una fantástica etapa en Florida; un primer año a la sombra del rocoso David Lee, para después llevar a su equipo a la cima siendo pieza básica en los dos campeonatos siguientes.
En el draft, sin embargo, las cosas no fueron todo lo bien que le hubiera gustado y cayó hasta la novena posición, elegido por Chicago Bulls. Los primeros momentos en la Windy City fueron complicados, se enfrentó a Ben Wallace y tuvo sus más y sus menos con el entonces entrenador Scott Skiles. Así, al final de su año rookie, la sensación generalizada sobre su debut era de decepción...
Pero este año todo ha sido diferente. La llegada de Derrick Rose a los Bulls ha revitalizado a todos los jugadores y a partir del parón del allstar, Noah comenzó a hacerse notar en la pintura de forma consistente, llegando a completar varios partidos rondando los 20 rebotes y siendo pieza importante en defensa. Pero lo mejor estaba por llegar; en la serie de playoffs ante Boston Celtics, apareció el mismo Joakim Noah que dominaba los tableros en sus tiempos en Florida. Su garra, su tesón, su espíritu de lucha y su intensidad, contagiaron a todo el mundo y se convirtió, de la noche a la mañana en el alma del equipo y en uno de los favoritos de un United Center que le adora. Un United Center ansioso por ver que el final de la pasada campaña no fue un espejismo y que la progresión del número 13 de los Bulls no se parará ahora.
En Chicago hay muchas esperanzas puestas en un jugador especial, diferente, que tiene sangre francesa, sueca y camerunesa en sus venas, que llegó a estudiar en el United Nations International School y que se pasa parte de sus veranos haciendo turismo por la vieja Europa. Un jugador que, tras unos comienzos algo turbios, por fin se encuentra cómodo en Chicago.

miércoles, 15 de julio de 2009

Tiempo Muerto



Debido a los preparativos de un viaje a Praga, últimamente he tenido el blog un poco parado. La semana que viene, en cuanto regrese, todo volverá a la normalidad.
 
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